
Créditos de la Imagen y Derechos:
Martin Pugh (
Heaven’s Mirror Observatory)
Hace diez mil años, antes del amanecer de la historia escrita humana, una nueva luz habría aparecido repentinamente en el cielo nocturno y se habría atenuado luego de unas cuantas semanas. Hoy en día sabemos que esta luz vino de
una supernova o estrella explotando, y registramos a la nube de despojos en expansión como la
Nebulosa del Velo, un
remanente de supernova. Esta nítida vista telescópica está centrada en el
segmento occidental de la Nebulosa del Velo, catalogado como
NGC 6960, pero conocido de manera menos formal como la Nebulosa Escoba de Bruja. Arrojada en la explosión catastrófica, la onda de choque interestelar surcó a través del espacio arrastrando y excitando el material interestelar. Fotografiada con filtros de banda angosta, los
filamentos resplandecientes son como largas ondulaciones en una hoja de papel vistas casi de perfil, notablemente bien separadas en gas de hidrógeno atómico (rojo) y oxígeno (verde-azul). El remanente de supernova completo se encuentra a casi 1400
años luz de distancia en dirección de la
constelación Cygnus. Esta
Escoba de Bruja se extiende en realidad casi 35 años luz. La brillante estrella en el cuadro es
52 Cygni, visible a simple vista desde una ubicación oscura, pero sin relación alguna con el antiguo remanente de supernova.
Fuente:
Astronomy Picture of the Day.
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