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El mes era julio, el lugar era la isla griega de Creta, y el cielo estaba espectacular. Por supuesto, estaban las estrellas usuales como Polaris, Vega y Antares — y ese asterismo común que todos conocen: la Gran Cacerola. Pero este cielo apenas estaba comenzando. La banda de la galaxia Vía Láctea impresionaba al arquearse a través de la noche como un puente hecho de estrellas y polvo pero salpicada con nebulosas rojas como dulces. Los planetas Saturno y Júpiter estaban tan brillantes que habría querido detener a la gente en la playa y señalárselos. El aire brillaba como un arcoíris — pero lo que realmente se llevaba la gloria era un cometa. Justo encima del horizonte norte, el cometa NEOWISE extendía sus colas como nada que hubiera visto antes o que volvería a ver. Mirando maravillado, sólo había cosa por hacer: tomar una fotografía.
Fuente: Astronomy Picture of the Day (APOD).