Créditos y Derechos de la Imagen: Hallgrimur P. Helgason; Anotaciones: Judy Schmidt (Para una versión de mayor resolución siga este enlace y para ver la imagen con anotaciones haga clic aquí)
Todos los otros observadores de auroras se habían ido a casa. Para las 3:30 a.m. en Islandia, en una callada noche de septiembre, muchas de las auroras de esa noche ya se habían desvanecido. Repentinamente, inadvertidamente, un nuevo estallido de partículas fluyó desde el espacio, iluminando la atmósfera de la Tierra una vez más. Esta vez, sorprendente y pareidólicamente, la noche se iluminó con una forma sorprendente que recordaba a un fénix gigantesco. Con el equipo de cámara ya listo, se tomaron dos rápidas imágenes, seguidas inmediatamente por una tercera del terreno. La montaña en el fondo es el Helgafell, mientras que el río pequeño en el primer plano es llamado Kaldá, ambos localizados a casi 30 kilómetros al norte de la capital de Islandia, Reykiavik. Los observadores del cielo experimentados notarán que justo encima de la montaña, y hacia la izquierda, está la constelación de Orión, mientras que el cúmulo estelar de las Pléyades también está visible justo encima del centro del encuadre. La aurora de 2016, la cual duró sólo un minuto y luego se fue para siempre — que posiblemente pudo haber sido desechada como una fábula fantástica — si no hubiera sido captada en el mosaico de imágenes digitalmente compuesto de arriba.
Fuente: Astronomy Picture of the Day (APOD).